Mi hermano está lejos
Cae el sol en el horizonte de La Habana. Su última luz dibuja la sombra de las persianas en el cuarto de mi hermano: caricia áurea sobre las fotos colgadas en la pared; cálido aliento sobre la nieve de Pakistán, desde donde él nos observa; resplandor de la lámpara un Día de los Enamorados, solo en Islamabad.
Mi hermano está lejos. Hace mucho tiempo Cuba es una breve estación para pasar las vacaciones y luego partir. Ahora trabaja en China.
Cuando en la tarde pedaleo en su cuarto, mi madre teje y mi padre lee el periódico, él despierta en Beijing con un bostezo de buenos días, que el sol nos entrega somnoliento, alba y crepúsculo en el mismo instante.
Entonces compartimos la luz, y detrás del cristal, en la foto, mi hermano ya no está tan lejos.